Por Lynette González Centeno
Si tuviera que elegir uno de mis mejores “road trips” por los Estados Unidos, sin duda, entre los primeros de mi lista estaría este viaje por California y Nevada que realizamos en el verano de 2015. Trazamos una ruta que pasaba por San Francisco, la ciudad fotogénica; Napa Valley, la tierra de los buenos vinos; y Reno, la llamada pequeña ciudad del entretenimiento. De ahí continuamos por nuevos paisajes hacia Fresno, para luego pasarla de película en Los Ángeles, empaparnos de historia en San Diego antes de perdernos en el caos de Las Vegas.
Para llegar a California hicimos escala en el Aereopuerto Internacional de Miami. Desde ahí volamos al Aeropuerto Internacional de San Francisco, donde esperamos más de dos horas para poder recoger el auto que alquilamos. La lentitud de la fila no nos robó el ánimo, pero sí la paciencia. Nunca nos había pasado algo similar. Luego nos fuimos a calmar el hambre y la tensión al restaurante The Elephant Bar.
San Francisco, la fotogénica
La mañana del día siguiente recorrimos la hermosa ciudad de San Francisco que fue fundada por los españoles en 1776. De las páginas de su historia destaca la fiebre del oro que estalló mediados del siglo XIX e impulso el crecimiento económico. San Francisco se convirtió en una ciudad moderna e ícono cultural, que al mencionarla evoca imágenes del imponente Golden Gate Bridge, sus antiguos tranvías y sus calles en pendiente reproducidas en inumerables ocasiones por el cine y la televisión.
Nuestro recorrido comenzó en la zona vieja del puerto de San Francisco llamada Fisherman’s Wharf (1853). Un sitio turístico muy concurrido que reúne tiendas, bares y restaurantes.
En esta ocasión no estábamos solos. Nos acompañaba una familia de amigos, mis suegros y la abuelita de Marco que necesitaba utilizar un sillón de ruedas. Por esta razón, hicimos una excursión en el Big Bus San Francisco. Desde la parte superior del autobús descapotado vimos el colorido Chinatown, el más antiguo en los Estados Unidos (1840) y uno de los más grandes fuera de Asia. También, pasamos por el Distrito Financiero, allí se destaca la Pirámide Transamérica, el segundo rascacielos más alto de la ciudad, de 260 metros de altura. Fue construido entre los años 1969 y 1972.
Finalmente, llegamos al punto más esperado de nuestro recorrido: cruzamos los 1.3 kilómetros del emblemático Golden Gate Bridge, que conecta la península de San Francisco con el condado de Marín. Este enorme puente colgante fue construido en la década del 1930 y regala hermosas vistas a la bahía de San Francisco. Me resultó difícil tomarle fotos desde la parte superior del autobús. Mientras lo intentaba pensaba las muchas veces que vi la escena del Golden Gate Bridge en la cabecera de la serie televisiva “Full House”. Soñaba con cruzarlo algún día, pero jamás pensé que allí estaría en medio de la imagen que tantas veces me atrapó mientras tarareaba la canción de uno de mis programas favoritos. Sin duda, esta es una hermosa postal para el baúl de los recuerdos.
Luego de la excursión en autobús realizamos un recorrido a pie por la ciudad, donde vimos los antiguos tranvías que están ahí desde 1873. En algún punto nos tropezamos con Lombard Street una calle empinada con muchas curvas y bonitos jardines. Buscábamos Haight-Ashbury, el barrio del movimiento hippie. Ahí hay tiendas vintage, arte y mucha música. En nuestro paseo nunca encontramos las casas de estilo victoriano Painted Ladies. El atardecer nos encontró en el Pier 39 donde vimos leones marinos y disfrutamos de la vista a la bahía mientras cenábamos.
Nos despedimos de San Francisco tarde en la noche, luego de buscar la casa que utilizaron en las escenas de apertura de la serie televisiva “Full House”. Ya en San Francisco tenía que revivir el encanto del programa.
Napa Valley, California
Comenzamos nuestro “road trip” en dirección a Napa Valley, una región famosa por la producción de vino, con más de 400 productores. Nos íbamos a quedar una noche allí, pero cambiamos de opinión y nos conformamos con pasear en el auto por algunos viñedos. Decidimos que lo mejor era continuar hasta Reno, Nevada. Nos esperaba un viaje de casi tres horas y media por la I-80.
Reno, Nevada
Ya en la pequeña ciudad de Reno te recibe un llamativo rótulo de finales de la década de 1920. Este nos regaló las mejores postales del lugar. Luego, caminamos por el centro de la ciudad hasta llegar al District Riverwalk.
La mañana del día siguiente nos dirigimos a Lake Tahoe. Allí disfrutamos de un escenario natural rodeados por la cordillera californiana de Sierra Nevada. El lugar estaba lleno de bañistas. Había gente navegando en kayak y otros en lanchas motoras, jet skis, canoas, tablas de surf de remo y esquís acúaticos.
Luego fuimos almorzar para poder continuar nuestro paseo en dirección a Carson City. De camino nos detuvimos por curiosidad en una tienda llamada Chocolate Nugget Candy Factory. Nos venció la tentación y compramos varios fudge.
Continuamos por la autopista 50 hasta Virginia City, un pueblo minero histórico que aún conserva el esplendor del siglo XIX. Ahí se filmó la serie de televisión Bonanza que tuvo gran éxito en las décadas de 1960 y 1970. Luego de cenar regresamos a nuestro hotel en Reno. El día siguiente estaba reservado para visitar Yosemite National Park.
Yosemite National Park
Yosemite está ubicado en las montañas de Sierra Nevada. Fue fundado en 1890. Entramos al parque por Lee Vining, un pueblo pequeño, que nos llevó hasta la entrada este del parque. Hicimos un recorrido de cuatro horas en auto. Allí descubrimos un paraíso natural de lagos, sequoias gigantes y montañas. Para ver las sequoias recorrimos una milla, caminando, por un área boscosa por el sendero llamado Tuolumne Grove. Mientras caminábamos mirábamos un mapa, que nos dieron, con varias recomendaciones. Entre ellas, qué podíamos hacer en caso de encontrarnos con un oso. Sobre eso bromeábamos mientras recorríamos el lugar.
Ese día llegamos a Fresno, California donde pasamos una noche.
Los Ángeles, California
Al día siguiente, emprendimos un viaje de tres horas y media en dirección a la ciudad de Los Ángeles. Ésta es la ciudad más poblada de California y la segunda más poblada de los Estados Unidos. Tiene poco más de cuatro millones de habitantes.
A pesar de que tiene mucho que ofrecer visitamos solo los lugares más comercializados. Enseguida nos sumergimos por Hollywood Boulevard interceptados por artistas de la calle vendiendo sus CD’s y personas disfrazadas de personajes de películas. Ellos animan el lugar, mientras nosotros caminábamos hasta el paseo de la fama, donde están las estrellas con los nombres de los grandes de Hollywood. En ese paseo vimos el TCL Chinese Theatre construido en 1927. Ahí se presentan los estrenos de las películas de Hollywood. Pasamos por el Dolby Theatre, donde se celebra la ceremonia de los premios Óscar desde 2001.
Ya en nuestro auto buscamos el icónico letrero de Hollywood, que data de 1923. Desde los miradores del lugar disfrutamos de las vistas panorámicas a la ciudad rodeados de las montañas desérticas características de la región y nos tomamos la fotografía clásica con el famoso rótulo.
A 40 minutos de allí se encuentra el muelle de Santa Mónica, donde se grabó la serie de televisión Baywatch. Aquí finaliza la mítica Ruta 66, la carretera que une la costa oeste con Chicago. Aprovechamos para almorzar en el restaurante Bubba Gump. Al salir del lugar comenzó a llover. Bajo un fuerte aguacero, mientras caminábamos hacia el estacionamiento, y ya empapados tuvimos que idear una nueva alternativa de entretenimiento bajo techo. Decidimos ir a un museo.
Al día siguiente, visitamos Disneyland, en Anaheim, California. Este es el parque original diseñado por Walt Disney que abrió sus puertas en 1955. Sin proponérnoslo fuimos justo cuando se celebraban los 60 años de su apertura. Fue emocionante ver a tanta gente celebrando con vestidos de los años cincuenta. Allí disfrutamos de las diferentes atracciones y de los famosos personajes que a Ianna le encantaban. Vimos los muñecos que cantan y representan a todos los niños del mundo en “It’s a Small World”, disfrutamos de la caída de 49 pies de altura en “Splash Mountain” y de las ocurrencias de “Pirates of the Caribbean”, entre muchos otros.
Retomamos nuestro “road trip” en dirección a San Diego, California. Pero antes fuimos hasta USS Midway Museum. Allí está la estatua del beso entre un marinero y una enfermera. La estatua está inspirada en una fotografía famosa que se tomó en Times Square, New York, el 14 de agosto de 1945 ( el día que finalizó la Segunda Guerra Mundial). Nos tomamos varias fotos, imitando el famoso beso, frente a la estatua que mide 25 pies de altura. No entramos al museo.
San Diego, California
Continuamos hacia Old Town San Diego, considerado como el lugar del nacimiento de California. Allí se estableció la Misión de San Diego de Alcalá en 1769. Ésta fue la primera de 21 misiones españolas que se establecieron en la región.
Estaba lloviendo, por eso solo paseamos en el auto por el pueblo. Decidimos aprovechar el día para visitar el Zoológico de San Diego, uno de los más famosos del mundo. Según su página web alberga más de 3,700 animales de 660 especies y más de 700,000 plantas.
Al día siguiente, viajamos, por la I-15, en dirección a Las Vegas, Nevada. Fue un recorrido de cinco horas. Antes de llegar fuimos a ver la represa Hoover. Esta fue construida en la década de 1930 y produce parte de la energía que ilumina a Las Vegas.
Las Vegas, Nevada
Finalizamos nuestro viaje de carretera en pleno desierto donde se alza la ciudad más grande y mítica de Nevada: Las Vegas. Un lugar diseñado para el entretenimiento. Caminamos a lo largo de Las Vegas Strip, el corazón de la ciudad. Recorrimos por sus aceras atestadas de personajes extravagantes, coloridas tiendas, bares y restaurantes. Fuimos de un lado a otro para poder ver los ostentosos hoteles y los espectaculares «shows» de las fuentes en The Mirage, The Fountains of Bellagio y el Cesar Palace. De entre toda la oferta inagotable que ofrece Las Vegas decidimos ver un «show» de magia y un musical de los años ochenta.