Por Lynette González Centeno
En el invierno de 2021, hicimos un emocionante “road trip” por cuatro estados impresionantes: Texas, Colorado, New Mexico y Arizona. Durante 12 días, recorrimos más de 4,000 millas de paisajes naturales, desde vastos desiertos hasta dunas inimaginables y cañones esculpidos por el tiempo. Nuestra ruta de largas distancias nos llevó a algunas de las ciudades más populares de la región, con paradas en Santa Fe, Alamosa, Denver, Estes Park, Vail, Cortez, Durango, Albuquerque y Flagstaff.
Durante nuestro viaje, nos enfrentamos a una nevada intensa que hizo que nuestra minivan patinara en la nieve mientras viajabamos por una autopista. También nos aventuramos por equivocación por caminos ‘off road’ sin un vehículo todoterreno. Todas estas aventuras solo nos recordaron las advertencias de nuestros familiares de que era una locura realizar este “road trip” en pleno invierno con dos niños pequeños. Por eso, decidimos viajar con Andy, mi hermano, y su novia Scheyla.
Lo cierto es que jamás imaginamos que este sería uno de nuestros viajes más memorables, lleno de aventuras, anécdotas y emociones que nunca olvidaremos.
Primera escala: Childress, Texas
Elegimos el George Bush Intercontinental Airport en Houston, Texas por una cuestión de presupuesto y para evitar los contratiempos causados por las nevadas en Colorado. Aterrizamos a la una de la tarde, recogimos la minivan que habíamos alquilado y emprendimos la aventura de siete horas y media hacia el noroeste, en dirección a Childress, Texas. De este pueblo pequeño y remoto vimos poco, pero notamos que está repleto de cultivos de algodón y sus noches son muy obscuras. Nos dimos cuenta de esto cuando llegamos a la una de la mañana para pasar la noche allí, luego de completar el viaje en nueve horas debido al tráfico y a que el GPS perdió señal varias veces. No era la primera vez teníamos una aventura similar. Pensaba en ello cuando todos dormían, mis ojos se cerraban y no quería dejar a Marco guiando solo por miedo a un accidente.
Santa Fe
Después de una noche de descanso, retomamos nuestro «road trip» de seis horas por la I-40 y US 285, rumbo a Santa Fe, en New Mexico. Esta ciudad histórica, capital del estado, es diferente a otras ciudades de los Estados Unidos por su historica arquitectura de adobe en tonos marrón, rodeada por un paisaje de montañas desérticas. A diferencia de otras ciudades de Estados Unidos, aquí se perciben fuertemente las raíces españolas y nativas en su cultura y arquitectura, lo que la convierte en un destino único e inolvidable.
Una breve caminata por el Centro Histórico de Santa Fe nos llevó a ver la iglesia más antigua de Norteamerica: la Misión San Miguel Arcángel. Fue construida entre 1610 y 1620 y aún está en funcionamiento. A unos pasos de ahí está el Capitolio, un edificio con planta circular, que contrasta con otros capitolios del país y que fue inaugurado en 1966.
Nuestro segundo día en Santa Fe, Marco y Andy fueron a esquiar en “Ski Santa Fe”. Salieron desilusionados, porque los ‘lift’ estaban llenos de gente y no había muchas opciones de ‘trails’. Scheyla, Ianna , Ian y yo pasamos el día en un mall cerca de nuestro hotel. Allí, un Ian muy activo probó todos los límites establecidos, convirtiendo el día en un verdadero ejercicio de paciencia. De eso solo Sheyla y yo podemos dar fe …
Alamosa, Colorado
Continuamos nuestro” road trip”, hacia el sur de Colorado por las carreteras US 84 y 285, hasta llegar a la pequeña ciudad de Alamosa, elegida por su cercanía al Great Sand Dunes National Park and Preserve. Marco y yo ya habíamos visitado el parque en el verano de 2011, pero en esta ocasión nos encontramos con una temperatura de 30 grados, arena en el aire y mucho viento.
Nos preparamos para la aventura con ropa para esquiar, gafas de protección, abrigos, gorros y, por supuesto, mascarillas. !Estábamos listos para subir las dunas más altas de América del Norte! La única que no estaba vestida con ropa para esquiar era yo, pero logré sobrevivir al clima.
Cómo terminamos en el camino equivocado hacia las dunas
[Llegar desde el Visitor Center hasta las dunas resultó ser toda una aventura para nosotros. Para Ianna fue sencillo leer el rótulo que indicaba donde estaba el estacionamiento, pero para Marco, el mensaje no estaba claro. Así que se aventuró por un camino de piedra, arena y curvas que presagiaba un accidente. Como si estuviéramos en medio de un episodio de Los Simpson cuando íbamos en nuestra minivan familiar dando brincos y sorteando las piedras, nos pasó por el lado un verdadero aventurero en su vehículo todoterreno y estalló en carcajadas. Al parecer, se detuvo con la intención de avisarnos que íbamos por un camino incorrecto, pero Marco no se detuvo y solamente se convenció cuando un rótulo en el camino le avisó. Esa es nuestra simpática postal para el recuerdo. ]
Estas impresionantes dunas, situadas a aproximadamente 8,000 pies sobre el nivel del mar, están en el valle de San Luis, bordeadas al este por las montañas Sangre de Cristo, que nos regalaron un hermoso horizonte de picos nevados. Lo curioso de estas enigmaticas dunas es que su ubicación contrasta con el paisaje montañoso que las rodea, como si fueran un capricho de la naturaleza. Además, tuvimos la suerte de llegar justo a tiempo para disfrutar de una espectacular puesta del sol, cuyos intensos destellos dorados tiñeron todo el lugar. Otra hermosa postal que quedará grabada en el fondo de nuestra memoria. Estas dunas se formaron gracias a los cuerpos de agua que había en el valle y al sedimento y la arena que el viento transporta.
Descubriendo el encanto navideño de Denver
A poco más de tres horas y media de Alamosa, por la I-25, se encuentra Denver, Colorado. Ahí pasamos tres días los cuales utilizamos para visitar los destinos turísticos más populares. Denver es la capital y la ciudad más poblada de Colorado. El ritmo relajado de su “Downtown” nos invitó a recorrer sus calles peatonales como la 16th street Mall. La foto de la Torre del Reloj y la escultura del oso azul que se asoma al Centro de Convenciones de Colorado son nuestra postal. A cada paso se deja ver la espectacular decoración de época navideña donde el Mile High Tree con sus múltiples colores cambiantes hacen que el recorrido sea mágico. Seguir por esa calle llena de tiendas y restaurantes hasta la famosa Union Station suele ser uno de los paseos más frecuentes, y así fue como lo hicimos.
Sumando aventuras, a pesar de la tormenta invernal
Al día siguiente, a pesar de la advertencia de una tormenta invernal, nos aventuramos por la I-25, US36, para visitar Estes Park, la entrada al Rocky Mountain National Park. Almorzamos en el centro de este pueblo encantador lleno de tiendas y restaurantes. Nuestra hermosa postal para el recuerdo fue ver a Ian jugar por primera vez en la nieve. Otra experiencia única fue ver ciervos y renos en los márgenes de la carretera que conduce al Rocky Mountain National Park. A pesar de la nevada logré tomar varias fotos. Las condiciones del clima no nos permitieron visitar el parque, aunque Marco y yo ya habíamos estado ahí en 2011.
Esa noche nos reunimos en el centro de Denver, en la atestada Torre del Reloj, para despedir el 2021 con un espectáculo de fuegos artificiales. A pesar de la llegada de la variante ómicron a Puerto Rico y el aumento de casos de COVID-19, y que esta vez nos afectó muy de cerca afortunadamente sin consecuencias mayores. Dios nos permitió la oportunidad de vivir un nuevo año para poder continuar este viaje que nos regaló la vida.
La mañana siguiente nos dirigimos hacia el oeste, por la I-70, en dirección a Vail. La tormenta invernal continuaba, y había autos varados en los márgenes de la carretera. La hora y media que separa a Denver de Vail se convirtió en casi tres horas. Nuestra preocupación aumentó cuando sufrimos un contratiempo en ese paseo. La “Wincha”, como habíamos bautizando la minivan, luego de la aventura en las dunas, se quedó patinando en medio del expreso junto a otros vehículos. Salimos del atolladero gracias a la experiencia de Andy en vehículos todoterreno monte adentro en Puerto Rico. Durante varios minutos, que parecieron una eternidad, Marco aceleró hasta que la nieve cedió de las gomas, y pudimos continuar la marcha. Ese día aprendimos que durante las nevadas, las gomas deben llevar cadenas para evitar este tipo de contratiempos.
Vail Village es un encantador destino de invierno, ideal para los amantes del esquí. Hay una amplia variedad de pistas para esquiar, además de tiendas, restaurantes y hoteles de lujo. Este pueblo pintoresco de aires europeos nos arrancó un par de suspiros. Ese día experimentamos las temperaturas más bajas de nuestro viaje. Por la noche fuimos a un restaurante para celebrar el noveno cumpleaños de Ianna Valeria.
Antes de despedirnos de Denver fuimos a ver el Capitolio, que fue construido entre 1889 y 1901 y se asemeja al Capitolio de Washington DC. Lo único que recuerdo es que olvidé mis guantes en la “Wincha” y mis dedos entumecidos no me permitía fotografiarlo. Cuando llegué a la minivan, me enteré de que la temperatura era de 11 grados. En este punto del viaje, anhelaba el calor del Caribe, pero me consolaba la idea de llegar a un paisaje con una temperatura de 50 grados.
Cortez, Colorado
Continuamos nuestro “road trip” de casi siete horas en dirección a Cortez, Colorado por la US285,160. Estábamos entusiasmados con la ruta, porque a hora y media de Denver volveríamos a visitar Como, un pueblo fantasma, en el centro del estado, donde residen alrededor de 20 personas. En el siglo XIX, este pueblo tuvo su apogeo debido a la fiebre del oro en las montañas cercanas. En nuestro anterior viaje en 2011, tuvimos que almorzar en el único restaurante de ese pueblo. Sin embargo, en esta ocasión no pudimos almorzar allí, como lo planeamos, y tampoco durante las próximas tres horas. Aparentemente, debido a que era fin de semana, la mayoría de los restaurantes de ese semidesierto monótono, donde vimos ciervos y ganado pastando a orillas de la carretera, estaban cerrados. No fue hasta llegar a un pueblo llamado Del Norte que por fin pudimos “cenar” y cantarle feliz cumpleaños a Marco.
El propósito de visitar Cortez era aprovechar la cercanía de Mesa Verde National Park y Four Corners, además de encontrar un buen lugar para esquiar. Marco y Andy le echaron un vistazo al mapa y decidieron ir a esquiar a Durango Mountain Resort, conocido como el Purgatorio en Colorado, y no se arrepintieron. Les fascino el lugar, porque está retirado del ajetreo turístico. Al día siguiente, regresaron para hacer snowmobile, mientras Ian y yo esperábamos en la minivan. Marco me prometió llevarme en una próxima ocasión.
Esa misma tarde nos dirigimos a Mesa Verde para ver un asentamiento arqueológico que, según el portal de Parques Nacionales se encuentra a una altitud de entre 7,000 y 8,500 pies. Allí, una interesante civilización dejó sus huellas talladas en las piedras de las laderas. Se cree que los indios Pueblo o anasazi habitaron el lugar entre los años 600 y 1300. Resulta impresionante ver como se han preservado sus viviendas y lugares ceremoniales. La experiencia de llegar hasta allí para descubrir la cultura fascinante de este pueblo es única.
De camino a Flagstaff, Arizona
Al día siguiente, visitamos Four Corners el único lugar en los Estados Unidos que tiene la particularidad de cruzarse cuatro fronteras: Colorado, Arizona, Utah y New Mexico. Lo inmortaliza una placa de bronce en el suelo donde los turistas se toman divertidas e ingeniosas fotografías para estar en los cuatro estados simultáneamente. En los alrededores del monumento hay puestos donde los indígenas venden sus artesanías y productos.
Por la US 160,89 ya de camino al Gran Cañon del Colorado en Arizona, pasamos por un desierto infinito con formaciones rocosas impresionantes que parecen de otro planeta. Me recordaron el Parque Nacional Arches y decidí añadirlo a mi «bucket list».
Exiten varias rutas para acceder al Parque Nacional del Gran Cañón, pero nosotros elegimos la zona más visitada South Rim, donde hay muchos miradores. Desde las alturas asomándonos por las plataformas, contemplamos sobrecogidos la inmensidad de esta maravilla natural del planeta. La postal perfecta: un atardecer de ensueño en una maravilla geológica esculpida por la naturaleza durante millones de años. Disfrutamos un espectacular abanico de tonalidades que abarcan los rojos, marrones y ocre que adornan las formaciones rocosas.
Este espacio infinito tiene 446 kilometros de largo y 5,249 pies de profundidad. Debido a sus enormes dimensiones es imposible abarcarlo en un solo día.
Esa noche pernoctamos en Flagstaff, Arizona. Al día siguiente, continuamos nuestro “road trip” por la I-40 durante casi cinco horas en dirección a Albuquerque, New Mexico. Una vez allí lo primero que hicimos fue ir a ver los lugares icónicos de la serie de Netflix «Breaking Bad«, donde tomamos fotos frente a la casa de Walter White. Esa experiencia me dejó una tarea pendiente: ver la serie completa.
Ya habíamos tenido la oportunidad de caminar por Old Town Albuquerque en 2018, así que decidimos volver y visitar el Rattlesnake Museum, donde nos estremecimos al ver las diferentes especies de serpientes. Después caminamos por la histórica plaza mientras disfrutábamos de unos mantecados y nos tomábamos fotos frente a la Iglesia San Felipe de Neri, la más antigua de Albuquerque.
El épico final de nuestro «road trip»: 13 horas de aventura en carretera desde Albuquerque hasta Houston
Nuestro final inolvidable fue un viaje de 13 horas de locura desde Albuquerque hasta Houston, Texas. Fue como un maratón extenuante que nos tuvo al volante desde las ocho de las mañana hasta la madrugada. Pero, se ajustaba a nuestro presupuesto y era necesario para evitar vuelos con escalas, horarios difíciles e imprevistos causados por las nevadas.
Después de sobrevivir a esa odisea… ¡no hay «road trip» que me inquiete!