Por Lynette González Centeno
Nuevamente nos lanzamos a la aventura en medio de la pandemia. Esta vez decidimos visitar dos estados del sur: North Carolina y Tennessee. Nuestra intención era pasar una semana de sano esparcimiento.
Desde el primer momento teníamos claro que visitaríamos Tennessee para que Ianna disfrutara de las atracciones de Pigeon Forge y Gatlinburg. Sin embargo, nuestro mayor interés era poder conocer algunas de las ciudades de North Carolina: Asheville, Greensboro, Durham, Raleigh, Chapel Hill y Charlotte.
Llegamos al Charlotte Douglas International Airport tras un vuelo de tres horas y media desde Puerto Rico. Ahí recogimos la minivan que alquilamos y emprendimos un viaje de dos horas hacia el oeste en dirección a nuestro primer destino: Asheville. Este pequeño pueblo es un refugio para artistas, tiene un toque bohemio y ofrece grandes placeres naturales gracias a su ubicación en las montañas Blue Ridge.
Durante nuestra visita al “Downtown” de Asheville, coincidimos con el South Asheville Turkey Trot, lo que provocó que grupos de personas inundaran las aceras y calles del centro de la ciudad. Por temor a exponernos al COVID-19, decidimos no bajarnos a pasear. En su lugar, fuimos a visitar la famosa mansión Biltmore State. Sin embargo, la visita a la mansión complicó nuestro itinerario. Originalmente, teníamos planeado ir a Arboretum Winter Lights esa noche y, en algún momento dar un paseo por el Blue Ridge Parkway. Pero las únicas reservaciones disponibles para visitar la mansión eran a las 11:00 p.m. y el precio de la entrada nos pareció excesivo: $121.00 por persona y $20.00 adicionales para poder disfrutar de la exposición de Van Gogh Alive. A pesar de esto, decidimos pagar el costo y asistir a la exposición.
Mis suegros ya habían visitado el lugar antes, por lo que se quedaron cuidando los niños en la minivan. Marco, Yeyi y yo disfrutamos de la famosa exposición que se está presentando en diferentes ciudades del mundo.
En la exposición hay detalles de la inquietante biografía del artista holandés Vincent Van Gogh, una cronología de sus cuadros más reconocidos y un área que recrea su famosa obra “El dormitorio en Arlés”. La exhibición multimedial esta acompañada de música y el movimiento de las imágenes de colores brilllantes, que lo caracterizan, te avivan los sentidos para hacerte sentir inmerso en una de sus obras. La exposición nos pareció espectacular, aunque algo extensa.
Después de la exposición fuimos a ver la mansión para tomarle fotos durante el día. Desde la entrada hasta la residencia recorrimos alrededor de tres kilómetros.
Luego de almorzar paseamos, por un tramo de la carretera escénica Blue Ridge Parkway. A lo largo de este camino sinuoso, los árboles desnudos del otoño ofrecen un espectáculo natural impresionante. La alfombra de hojas secas le da un toque melancólico al paisaje, sin embargo, los pocos árboles de colores vibrantes amarillos, rojos y naranjas que vimos le dan el toque alegre al lugar. Me quedé con deseos de continuar el recorrido de 469.1, millas para poder disfrutar de los parques nacionales que une: el de Shenandoah, en Virginia y el de las Great Smoky Mountains, en Carolina del Norte. ¡Pero eso será en otro «road trip»!
Habíamos leído que el centro de Asheville luce hermoso durante la temporada navideña, sin embargo nos sentimos desilusionados cuando volvimos por la noche y aún no estaba iluminado. Asheville continuará en mi «bucket list», porque no pude descubrirla completa ni caminarla para disfrutar su esencia.
Mansión Biltmore State
En el entorno de las montañas Blue Ridge e inspirada en castillos franceses se encuentra desde 1895 Biltmore State, la casa privada más grande de los Estados Unidos. Esta imponente mansión fue construida según los deseos de George Vanderbilt, el nieto de Cornelius Vanderbilt un empresario estadounidense multimillonario que durante el siglo XIX construyó un imperio en los sectores de los ferrocarriles y la naviera en los Estados Unidos.
La ostentosa residencia tardó seis años en construirse y tiene cuatro pisos, 250 habitaciones, 43 baños, 65 chimeneas y una biblioteca que te deja soñando. Como si no fuera suficiente la decoración de temporada navideña es espectacular. Yo me dediqué a tomarle fotos a cada recoveco para conservar ese recorrido que te transporta al esplendor del pasado.
Rumbo a la diversión en Pigeon Forge
Retomamos nuestro “road trip”, por la I-40, US 411 en dirección a Pigeon Forge, Tennessee. Esta ciudad tiene muchas atracciones, entretenimiento y diversión para todos los gustos y edades. Es conocida por albergar el parque temático Dollywood de la famosa artista de música ‘Country’ Dolly Parton.
Ya habíamos visitado Pigeon Forge hace algunos años. Al llegar allí lo primero que hicimos fue dar un paseo en el Jurassic Jungle Boat Ride, porque a Ian le encantan los dinosaurios. Sin embargo, estuvo llorando la mayor parte del recorrido. Por su parte, Ianna disfrutó haciendo snow tubing y montándose en cinco Alpine Coasters.
Una visita a Pigeon Forge no está completa si no se aprovecha la cercanía de Gatlinburg, Tennessee para disfrutar de este pueblo turístico que tiene muchas atracciones y entretenimiento; y, que además es la puerta principal desde Tennessee a las Smoky Mountains. Su centro luce mágico con su iluminación de temporada navideña.
Greensboro, North Carolina
Llegamos a Greensboro, North Carolina atraídos por su historia. Lo primero que hicimos al llegar fue visitar el Edificio F.W. Woolworth: Museo Internacional de los Derechos Civiles en el “Downtown”. Lo encontramos cerrado. Por fortuna, al día siguiente, hicimos el recorrido que te transporta en el tiempo. Ahí todavía se conserva el mostrador del comedor donde cuatro universitarios afroamericanos, en 1960, se negaron a ceder sus asientos en protesta a la segregación. El propósito era exigir que se les permitiera pedir una taza de café, en el mostrador, al igual que los servicios que disfrutaban los blancos. Todavía lamento no poder tomarle fotos al lugar (no estaba permitido), sin embargo vale la pena visitar el museo para conocer la historia de los derechos civiles y sus héroes anónimos.
Continuamos nuestro “road trip” rumbo a las tres ciudades que componen el prestigioso “Triángulo de Investigación” de Carolina del Norte: Durham, Chapel Hill y Raleigh. Esta área, afiliada a varias universidades reconocidas como la Universidad de Duke en Durham, la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Raleigh, se caracteriza por su enfoque en la innovación tecnológica, la eduación y la investigación.
Durham, North Carolina
Disfrutar del otoño en todo su esplendor en el jardín botánico, Sara P. Duke y caminar por el campus de la Universidad de Duke, fue una buena alternativa de esparcimiento al aire libre. Al igual que otros visitantes me dediqué a tomarle varias fotos a la torre de la capilla y a otras edificaciones. La Universidad de Duke se fundó en 1838 y es una de las universidades más prestigiosa en los Estados Unidos.
Aprovechamos la cercanía de Winston-Salem, North Carolina para visitar Old Salem, un barrio histórico con representaciones de personajes que reviven la forma de vida en el siglo XVIII. El lugar estaba cerrado por eso me dediqué a tomarle fotos a algunas de las hermosas edificaciones. Nuestra postal es un mágico otoño en todo su esplendor
En Chapel Hill nos maravillamos con otra universidad de renombre, la prestigiosa Universidad de Carolina del Norte. Continuando nuestro “road trip”, nos dirigimos hacia la capital del estado, Raleigh, donde visitamos su Capitolio, el cual ha estado en pie desde 1840. Durante nuestro recorrido, disfrutamos de la hermosa decoración navideña que engalanaba la ciudad. Además, vimos el Memorial Bell Tower, de 115 pies de alto, que es el monumento a los estudiantes de la Universidad de Carolina del Norte que fallecieron en la Primera Guerra Mundial.
Charlotte, North Carolina
Nuestro emocionante recorrido llegó a su fin en la vibrante ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, una ciudad moderna y cultural que, en innumerables ocasiones, nos ha servido de punto de entrada a los Estados Unidos desde Puerto Rico. En nuestro tranquilo paseo pasamos por el Bechtler Museum of Modern Art que llama la atención a primera vista por la escultura Firebird de la artista Niki de Saint Phalle que está al frente del museo. Además, disfrutamos de una tarde en el Romare Bearden Park ,que nos ofreció hermosas vistas al skyline de Charlotte. Mientras Ianna e Ian correteaban por todo el parque, nos entretuvimos observando a varios fotógrafos capturar las mejores historias de bodas y quinceañeros.