Por Lynette González Centeno
Hicimos este «road trip» en noviembre de 2016. Visitamos tres estados: Pennsylvania, Delaware y Virginia. Además, visitamos la capital del país, Washington DC. Fue un recorrido educativo lleno de historia.
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Aterrizamos en el Aereopuerto Internacional de Filadelfia a las ocho de la noche. Luego alquilamos un auto en el aeropuerto y emprendimos el viaje de una hora, por la I-95, hacia Dover, Delaware, donde pasamos la primera noche.
Al día siguiente, después de almorzar en un Steakhouse japonés, viajamos casi cuatro horas por la US 13 hacia nuestro próximo destino: Virginia Beach.
Llegando a Virginia Beach cruzamos las 17.6 millas del puente-túnel de Chesapeake Bay, que conecta la península de Delmarva con Virginia. Allí disfrutamos de la vista al océano Atlántico, pero lo que realmente nunca olvidaremos es la extensión de este puente y sus túneles. ¡Parecía inacabable! El puente fue inaugurado en 1964 y las guías lo describen como una maravilla de la ingeniería. A Virginia Beach fuimos por curiosidad, para conocer la famosa ciudad turística, además de que quedaba cerca de los lugares que visitaríamos. La temperatura estaba entre los 40 y 50 grados Fahrenheit, así que ni se nos ocurrió acercarnos al mar.
Paseamos por el Virginia Beach Boardwalk, de tres millas, que para nuestra sorpresa estaba decorado con luces y adornos navideños. Entramos al lugar en el auto y buscamos en una emisora de radio música navideña. Escenas de Santa Claus pescando, arcos con peces y delfines, luces en forma de pascuas, barcos y animales acuáticos, un pesebre; y por supuesto la famosa estatua de bronce del Rey Neptuno, de 34 pies, solo son algunas de las sorpresas que encontramos en este mágico recorrido. Fue una manera bonita de comenzar la época.
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A una hora de Virginia Beach, por la I-64, se encuentra Williamsburg, Virginia. Era otoño y las hojas de los árboles presentaban un hermoso espectáculo de colores que abarcaban los tonos rojos, naranjas y amarillos. Un magnífico deleite para la vista. Precisamente a Ianna le estaban enseñando las estaciones del año en el preescolar, así que aprovechamos para enseñarle los cambios que ocurren durante esta bella estación.
Ya en Williamsburg, buscamos el hotel Great Wolf Lodge, conocido por su parque acuático en el interior del hotel. Era la primera vez que nos alojabamos e Ianna estaba fascinada.
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Visitamos Colonial Williamsburg. Se trata de la reconstrucción de un pueblo del siglo XVIII. Allí el tiempo parece haberse detenido. Los hombres y las mujeres recorren el lugar con la vestimenta de la época. Hay edificaciones antiguas restauradas y originales. Tiene comercios: herrería, carpintería y armería, donde se trabaja como se hacía en el siglo XVIII. También, hay tabernas, joyería, farmacia y hasta representaciones de personajes y hechos históricos.
No era la primera vez que visitábamos Colonial Williamsburg. Marco había estado allí en el 1991 en un viaje familiar y yo en el 1998 en un viaje estudiantil que incluyó Washington DC. Por eso, ansiábamos regresar para disfrutar de este hermoso pueblo que nos brindó una maravillosa experiencia educativa.
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Por último visitamos Washington DC, una ciudad histórica repleta de lugares conmemorativos.
No era la primera vez que visitábamos Washington DC, así que decidimos recorrerla sin prisa y caminando como acostumbramos hacer en las grandes ciudades. Enseguida buscamos el National Mall, el parque donde se encuentran varios monumentos emblemáticos. A pesar de estar atestado de gente disfrutamos unas horas de sano esparcimiento. Al llegar allí todo era diferente a como lo recordaba.
Vimos el monumento a Washington, un obelisco que mide 170 metros de altura que está ahí desde 1888. Continuamos en silencio hasta el Memorial a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. Luego, nos dirigimos hacia el Monumento a Lincoln, que tiene forma de templo griego dórico, donde hay una estatua de 19 pies del presidente en mármol.
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Al día siguiente, fuimos a ver el Teatro Ford, donde asesinaron al presidente Abraham Lincoln en el año 1865. También, visitamos la casa donde fue llevado luego de la tragedia (está justo al frente del teatro).
Por la noche fuimos a tomarnos fotos frente al Capitolio, distantes del bullicio que había durante el día.
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Al día siguiente, regresamos a Puerto Rico en un vuelo directo desde el Ronald Reagan Washington National Airport.