Por Lynette González Centeno
Durante la temporada navideña, aprovechamos para hacer un «road trip» por tres estados del llamado medio oeste : Wisconsin, Illinois y Missouri con final en Houston, Texas.
El aeropuerto internacional O’Hare de Chicago fue la puerta de entrada. A dos horas de nuestro primer destino nos dirigimos al norte hasta Wisconsin Dells por la I-90. El propósito de ir a Wisconsin Dells era disfrutar de dos noches en el hotel Great Wolf Lodge (el favorito de Ianna, por su famoso parque de agua) e ir a esquiar en «Cascade Mountain», donde todo salió en 100 dólares por persona e incluía el alquiler del equipo y ocho horas por esquiar.

Chicago tiene mucho que ofrecer, por eso elegimos los lugares más adecuados para ir con los niños. Era diciembre y la temperatura se mantuvo entre los 26 y 45 grados. A pesar del clima, decidimos que la mejor manera de recorrer la ciudad era caminando como acostumbramos hacer en la mayoría de nuestros viajes por las grandes ciudades de los Estados Unidos. Desde Magnificent Mile caminamos hasta el Millennium Park. En ese paseo nos tropezamos con el colorido y llamativo Chicago Theater, construido en la década de 1920. Su singular estilo y su famoso rótulo con las letras de Chicago nos cautivó al instante y fue el lugar perfecto para tomarnos fotos. Luego de unos minutos caminando encontramos la escultura «Cloud Gate«, conocida como «The bean».
Sin duda, admirarla bajo una ligera nevada fue una de las postales más bellas que quedará grabada para siempre en nuestra memoria.


La mañana siguiente, visitamos el rascacielos, John Hancock, en North Michigan Avenue. Desde el piso 94 disfrutamos la vista espectacular (pagamos alrededor de 25 dólares por persona).
¡Despedimos el 2019 con un espectáculo de fuegos artificiales en el Navy Pier! Otra postal para guardar en el baúl de los recuerdos. El Navy Pier es un lugar de entretenimiento para adultos y niños. Hay negocios, restaurantes y muchas otras atracciones.


Retomamos nuestro viaje por la carretera interestatal I-55 hacia St Louis, Missouri. El hotel donde nos alojamos estaba justo al lado del icónico Gateway Arch de 630 pies de altura. Este monumento se encuentra a orillas del río Misisipi y su construcción culminó en 1965.
Al día siguiente subimos al mirador del monumento para admirar la vista a la ciudad a través de unos pequeños cristales rectangulares. Aunque el mirador era estrecho e incómodo no podíamos perder la oportunidad de conocer el monumento que conmemora la expansión al oeste de los Estados Unidos en el siglo XIX , iniciada por el presidente Jefferson.

Nuevamente cambiamos de ciudad, esta vez nos fuimos a Branson, Missouri. En Branson hay una amplia oferta de entretenimiento para todos los gustos y edades. Entre las alternativas se encuentran el Museo de cera de Hollywood, el Museo del Titanic, el Aunque usted no lo crea de Ripley, espectáculos de Dolly Parton, entre muchos otros. Hay juegos, IMAX y mucha diversión. Desde el inicio Branson nos recordó a Pigeon Forge en Tennesse y a Wisconsin Dells.
Una visita a Branson se resume en puro entretenimiento para toda la familia.
¡Qué comience la diversión!


Finalmente, emprendimos un viaje de seis horas hacia el sur, llegando finalmente a Dallas, Texas. Allí pasamos nuestra última noche antes de regresar a Puerto Rico al día siguiente.