Por Lynette González Centeno
Hay lugares que tienen la magia de hacernos revivir momentos almacenados en nuestra memoria. Esa fue la experiencia que viví en el Museo del Mago de Oz en Wamego, Kansas. El museo fue inspirado en la famosa historia de “El Mago de Oz”, escrita por Lyman Frank Baum, publicada en 1900, y a la adaptación cinematográfica protagonizada por Judy Garland en 1939.
La historia del Mago de Oz fue precisamente la que situó el estado de Kansas en mi mapa mental, cuando a penas comenzaba a expandirse la idea de la existencia de un mapa más allá de las fronteras de mi casa, gracias a la serie de dibujos animados del Mago de Oz de la década de 1980. Sin embargo, esta historia me dejó en suspenso, porque nunca llegué a completarla. Aunque tuve la oportunidad de ver la película de 1939, porque mi sobrino mayor era un apasionado seguidor de la cinta, pero por alguna razón tampoco terminé de verla.
Resulta irónico que, finalmente, haya sido en Wamego, Kansas, donde decidí experimentar la película en su totalidad, dentro de las instalaciones mismas del The Oz Museum. Fue aquí donde finalmente descubrí qué existía más allá del icónico camino amarillo seguido por Dorothy y capté la hermosa enseñanza sobre la importacia de confiar en nuestras propias habilidades.

La historia del Mago de Oz está muy presente en Wamego. En esta localidad, cada otoño se da vida al OZtoberFest, un evento en el que se llevan a cabo concursos de disfraces inspirados en los personajes.
Desde el momento en que llegas a ese rincón de Wamengo, la experiencia se torna encantadora. El recorrido es simplemente mágico. Allí nos sumergimos en un mundo de fantasía a través de una extensa colección de más de 2,000 artefactos, que abarcan desde 1900 hasta la actualidad, relacionados con el libro y la película. La foto que tomamos junto al Hombre de Hojalata en la entrada del museo nos regaló la postal perfecta. Y la experiencia en el simulador, que te sumerge en un tornado, se convirtió en una auténtica aventura para Ian e Ianna.
Perderse por las pequeñas galerías del museo, que siguen la narrativa de la película, es disfrutar de incontables curiosidades como vestimentas y accesorios (utilizados en la película original) juguetes, muñecas, frascos de galletas, figurillas de los personajes, juegos de mesa, adornos, relojes, títeres, platos, libros, máscaras, loncheras y mucho más.






Yellow Brick Road
Justo en frente de The Oz Museum, se despliega el camino de baldosas amarillas, una ruta mágica que refleja el sendero que llevó a Dorothy hacia la Ciudad Esmeralda. Sin titubear y siguiendo sus pasos valientes, nos encontramos, para nuestra sorpresa en una panadería. Y en ese instante, dio inicio nuestro cuento gastronómico. En Friendship House, tuvimos el privilegio de saborear el apple pie más exquisito de todo el viaje.


El camino nos enseña que

podemos encontrar

el conocimiento,

el valor,

el amor,

dentro de nosotros mismos.
Visitamos The Oz Museum en un road trip que incluyó los estados de Iowa, Kansas y Nebraska. Conoce todos los detalles en El encanto del Medio Oeste: Un recorrido por Iowa, Kansas y Nebraska.